Hace unos meses que Alison Goldfrapp salió del armario. Al rato empecé a atar cabos y me di cuenta que la mujer, a sus ya 43 años, ya había dado pistas durante sus carrera para que nos diéramos cuenta mucho antes. El problema es que parece ser que somos un poco chuscas, pero ahí van algunas pruebas pilladas por los pelos, lo sé, pero pistas para quién las quiere leer: poses en portada con conejas humanas, bailarinas en celo, una clínica llena de perracas, una chica en patinete y camisa de cuadros.
Pero lo más importante es que Goldfrapp se dedica a la bollería fina como la que más. Insisto, a la siguiente prueba me remito. ¡Quién fuera el molde para esa mantequilla, Alison!
Pero lo más importante es que Goldfrapp se dedica a la bollería fina como la que más. Insisto, a la siguiente prueba me remito. ¡Quién fuera el molde para esa mantequilla, Alison!
eres un sabuesete...